Adoptar las soluciones basadas en la naturaleza: Una oportunidad para los reguladores y empresas de agua de América Latina.
A pesar de que América Latina posee 30% de las reservas de agua a nivel global y solo alberga al 10% de la población mundial, en los años por venir enfrentará retos a su seguridad hídrica derivados entre otros, del incremento de la población y de la urbanización, el aumento de la actividad económica y la creciente demanda de energía y alimentos. Estos factores serán potenciados, por el cambio climático y la pérdida de ecosistemas que cumplen una función esencial en el ciclo del agua.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que velocidad a la que estamos cambiando el paisaje, concentrando la población en las ciudades y del cambio climático, supera con creces la capacidad para adaptar la infraestructura tradicional. Ante esta realidad, tato el BID como un número creciente de especialistas sugieren la adopción de soluciones basadas en la naturaleza (SBN) como complemento a las soluciones grises o tradicionales.
Las SBN utilizan procesos naturales y ecosistemas para realizar funciones tales como retención de sedimentos, almacenamiento, regulación de flujos, infiltración de agua, entre otras. Estas soluciones ofrecen ventajas que las hacen atractivas, tales como su costo efectividad, que pueden comenzar a implementarse en plazos cortos y de forma escalonada, que su desempeño mejora con el tiempo y que ofrecen beneficios adicionales como la captura de carbón, biodiversidad y regulación del clima.
La adopción de este tipo de soluciones por las empresas de agua implicará un cambio de paradigma. Los reguladores de las empresas de agua y saneamiento juegan un papel fundamental en promover y facilitar este cambio de paradigma. Pensar más allá de las plantas de tratamiento, los acueductos y las redes de distribución, poniendo la mirada en los bofedales, bosques, humedales y zonas de conservación, no es un cambio simple. Requerirá entre otros elementos, de concientizar a los operadores y a sus usuarios, desarrollar nuevas capacidades técnicas, adaptar los marcos regulatorios técnicos y económicos.
Desde hace algunos años, la Asociación de Entes Reguladores de Agua y Saneamiento de las Américas (ADERASA) ha promovido esta agenda. Algunos de sus miembros como la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento del Perú (SUNASS), la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento de Colombia (CRA), la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos de Costa Rica (ARESEP), entre otros, han incorporado a las SBN en los marcos regulatorios que rigen el funcionamiento de las empresas de agua en sus respectivos países.
En este contexto, ADERASA junto con la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua y la Red de Fondos de Agua de América Latina, con en apoyo de la Asociación Internacional de Agua (IWA por sus siglas en inglés), se reunieron para generar consciencia sobre la importancia de avanzar en la adopción de estas soluciones por parte de los reguladores y otras autoridades, a través de dos jornadas de “Intercambios de experiencias y aprendizaje entre Entes Reguladores de América Latina”.
Uno de los mensajes que más resonaron durante la primera jornada de este evento, fue que los reguladores tienen un papel fundamental para impulsar la adopción de SBN, tanto a través de la generación de lineamientos, guías y conocimiento, como mediante el establecimiento de incentivos tarifarios y no tarifarios a través de marcos regulatorios flexibles. Asimismo, se hizo patente que no estamos hablando de teoría, cada vez son más los proyectos que se están implementando en diferentes partes de la Región que ya están generando resultados tangibles en la mejora de la calidad, en la regulación de flujos y almacenamiento hídrico en ecosistemas naturales.
En América Latina estamos en etapas iniciales de este nuevo paradigma. El portafolio de proyectos impulsados por actores locales, nacionales y regionales, crece cada día. Esperamos que en un futuro no lejano, las empresas de agua defiendan con la misma convicción la rehabilitación de un humedal, como lo hacen con la de una planta de potabilización.